Queremos un Estado presente, activo, protagonista
Los años han pasado y casi nada ha cambiado; o muy poco; o mejor dicho, lo bueno que se hace desaparece detrás de errores muy groseros.
Pese a que las funciones de Roberto Dromi terminaron durante la gestión de Carlos Menem de un día para otro como consecuencia del desfachatado lobby que quien fuera autor de las premisas para la reforma del Estado hizo a favor de su billetera, en lo que se diera a llamar el “Swiftgate”, las premisas neoliberales que clavó sobre el suelo argentino, siguen vigentes.
Y Aquel pícaro mendocino que en tiempos de la dictadura fuera intendente de Mendoza, que alardeaba en sus épocas de omnipotencia diciéndose “gerente de las privatizaciones”, anda dando vueltas, vivito y coleando, asesorando al inmostrable Julio De Vido y al mismo tiempo a las empresas del Grupo Repsol.
A él y a su desvergüenza le debemos, tanto como a Menem, haber perdido el control del petróleo, del correo, de los trenes, de Aerolíneas Argentinas y hasta del agua, como cuestiones esenciales que sólo pueden estar en manos del Estado.
Y también, como buen hijo de la cuna neoliberal, de su filosofía irrumpió el peaje palabrita conocida a partir de su “ministerazgo” y en buena parte causal saludable pasar del chanchito de los “dromis fans”.
Las privatizaciones, nudo cierto de los males nacionales, convirtieron al Estado en un Estado ausente y lejos de reducirlo, como lo decían en sus enunciados, terminó siendo un elefante enorme, torpe, pesado, incapaz hasta para trabajar en un circo.
Esta ausencia ha beneficiado a los más poderosos grupos económicos que vieron en las esferas del poder estatal en lugar de ámbitos en donde sus negocios encontrarían límites precisos, mostradores relucientes, con cajas ocultas. Les dieron vaselina en lugar de controlarlos.
Y pasaron dos décadas y tres años y las ventajas para el robo siguen saliendo por la canilla. El chorro, no se ha cortado! La salud, la vivienda, la educación y el empleo, están seriamente afectadas por la falta de recursos del Estado; porque en lugar de eficientizar el manejo de la cosa pública, en lugar de fortalecer el rol del Estado, se privilegian los negocios y se dilapidan recursos.
Si no hubiera ocurrido lo que ocurrió, Córdoba, a donde el furor noventista llegó tardíamente con el primer desgobienro de De la Sota, gozaría de un buen pasar, sería imposible la existencia de un panal para zánganos mayores, no tendríamos un faro al cuete, ni un bidet en San Juan y Vélez Sarsfield!
Queremos ser claros, precisos: hoy, cuando nadie pudo oponerse a la recuperación de YPF para el patrimonio argentino, Dromi merodea con sus influencias a cuesta! Estas son las dudas que no vamos a dejar de lado, reclamando transparencia en cada decisión trascendental. Vamos a abrir bien los ojos, no nos distraeremos un sólo instante controlando que todos los billetes verdes vayan a parar a las cuentas públicas, dejando muy en claro que no firmamos cheques en blanco para ningún jubileo.
Porque para nosotros recuperar Yacimientos Petrolíferos Fiscales no equivale a sacar del medio a Repsol borrándole la marca de los gallegos a los surtidores. Es lograr que lo el mordisco de Esquenazzi y el pirata Petersen (se quedaron con una cuarta parte de la petrolera de los argentinos sin sacar una moneda del bolsillo), también la recupere al fisco para pasar a manos de las provincias, petroleras y no petroleras, para que sin andar mendigando ni sometiéndose a los poderes de turno, puedan asegurar sus obras públicas.
Algunos asumen esto como una cuestión de nacionalismo, de patria o muerte. Para mi es conducta, es ética. El capital no es ni bueno ni malo, solo responde a quien lo manipula y si en lugar de un gobernante serio, un administrador probo, encuentra un socio con cola de zorro al que no le importa nada el gallinero, fuimos! Y en este mundo globalizado pretendidamente sin ideologías, la avidez no tiene límites y entonces multiplicar los peces en lugar de ser una cuestión de fe, es una posibilidad para los más veloces, los más picaros.
Es esa avidez la que nos ha llevado a dónde estamos y quienes anhelamos una sociedad justa, equitativa, con igualdad de oportunidades, cada vez que nos tocan el trasero nos sentimos como el idem. No estamos dispuestos a ceder una baldosa: peleamos por la recuperación de YPF, pero sin hacer concesiones. Y si YPF es expropiable, del mismo modo lo Ciccone. Porque fíjense: mientras terminamos con el cuento gallego, con una sonrisa nos firmaron casi a escondidas el convenio para que Vanderboele o quien sea fotocopie millones en billetes de 100 pesos.
Con la misma preocupación que tratamos la vuelta a casa de YPF, nos paramos frente al destrato que para con los trabajadores de Luz y Fuerza tiene el gobernador. Habla de cheques voladores y mal manejo de la obra social con Falo ubicado en la torre de control. EPEC no anda mal…la han hecho andar mal y no vaya a ser que privatizarla, lo que antes no pudieron, sea ahora una nuevamente la puerta de salida y que por el mismo agujero se le escape al erario Publica la RAC (Red de Accesos a Córdoba), después que con el aporte de los contribuyentes fuese saneada Camino a las Sierras, indemnizado el “pícaro” concesionario y realizadas las obras de mejora que el privado debió hacer y nunca hizo.
TAMSE y CRESE, demuestra nuestras ideas, porque adherimos sin vueltas a la responsabilidad del Estado. Queremos un Estado fuerte, presente, responsable. Estamos indignados con la entrega de CRESE, no importa a quien. Estamos enojados porque con toda intencionalidad se la llevó a no ser viable, a tener que defeccionar, cuando tenía todas las posibilidades de ser sólida y eficiente. Y si no ponemos el freno de mano, también van hacer chocar a la TAMSE; para beneficio de un montón de inescrupulosos que esperan turno para ponerse a cortar boletos.