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El boleto gratuito de De la Sota
Para de la Sota hacer campaña con el dolor vale. Sólo a un perverso se le puede ocurrir que algo trágico, triste y que todavía nos llena de bronca, puede ser utilizado obscenamente. Es que en su cabeza cabe utilizar la tragedia para poner en marcha un show que apunta al 2015.
Hasta hace unos días y escondiéndolo de quienes lo conocemos, un aviso de televisión pagado con el dinero de los cordobeses, pautado en Buenos Aires, tomó con alegría publicitaria a “La Noche de los Lápices”, ligando aquel ícono represivo con el enredado boleto educativo gratuito con el que quiere pintarnos el futuro de rosa.
El mensaje alude al trágico hecho ocurrido en La Plata en septiembre de 1976 como un simple suceso en el que un de grupo estudiantes secundarios fueron secuestrados por reclamar el boleto estudiantil. Con ese prólogo, el señor que nos gobierna intenta dignificarse, pero todos saben que mientras gasta fortunas vendiendo “boletos”, los maestros exigen un mejor sueldo, los médicos siguen reclamando un salario mejor, muchas de las “obras negocio” que empezó Schiaretti están paradas y la terminal del primer mundo que hicieron con sus amigos se inunda con tres gotas y funciona a medias.
Habrán escuchado decir o leído que con el tiempo la tragedia puede convertirse en comedia. Bueno, este gobernador de habilidades actorales y gran libretista, convirtió a una de las peores tragedias de los años de Videla y Menéndez en aviso publicitario, sin despeinarse ni ponerse colorado.
La Memoria, con mayúscula y como idea, guarda un límite; límite que los argentinos custodiaron con silencio, dolor y respeto, manteniendo firme el reclamo de Justicia. Esta causa ha sido bandera de lucha de quienes escaparon con vida a la desaparición y a la muerte; de los familiares de los que nunca volvieron o fueron a parar bajo tierra y de la sociedad toda con sus dirigentes comprometidos. La Memoria es un mecanismo de reconocimiento y de compromiso, y el corto publicitario del “boleto electoral” el otro lado de la moneda. Es la falta de vergüenza de alguien a quien no le importa lo que hace sino cuánto conquista.
Y no es algo nuevo. Responde al mismo convencimiento que lo llevó a decir que "…es necesario hacer una autocrítica de lo que pasó. Los partidos políticos, los padres y madres de los chicos desaparecidos, tienen que pensar si realmente los cuidaron como correspondía". Pero aunque el lobo se vista de caperucita y reciba a los organismos humanos sin patearles la canasta, el gobernador con su visión alegre del pasado tira la verdad histórica para que se la lleve el basurero (si es que pasa). ¿O cree que nos podrá convencer que por que los estudiantes y los maestros viajen gratis en una Córdoba, a la que vende como el país de Alicia (de Maravillas), alguien olvidará el fin cruel que tuvo un puñado de adolescentes soñadores que peleaban por una causa justa, convertida en banalidad por él y sus afanes (ambiciones, para que no lo tomen para otro lado)? ¿O creen que los padres de los chicos de La Plata, masacrados por el Batallón 601 y la policía del general Camps, encontrarán redención y paz, porque en Córdoba el hijo de un enfermero de un hospital provincial o una maestra, los dos con sueldos por debajo de los tres mil quinientos pesos, suban gratis al ómnibus?
De la Sota debería saber que porque los pibes de “La Noche de los Lápices” dieron su vida el boleto diferencial en la capital de Buenos Aires fue implementado, constituyendo un ejemplo de que lo que se gana luchando vale más que lo que el Gobierno de Unión por Córdoba gasta en obras innecesarias y en campañas publicitarias millonarias, sólo para llegar a donde nunca pudo y ojala nunca llegue, por el bien de los argentinos.