Barrio Ituzaingó
Ayer recorrí
Barrio Ituzaingó, en el extremo Este de la ciudad, más allá de Ferreyra, otrora
una fuerte zona industrial. Un barrio
que tiene mucho de ciudad y que ha crecido muchísimo en muy pocos años, metiéndose
entre los campos circundantes, ganados por la soja y expuesto al riesgo de las
fumigaciones no controladas.
Es un barrio
de trabajadores y sobre su avenida principal, la Vucetich, se amontonan
comercios que le dan vida propia.
Los vecinos
del sector padecen los mismos problemas que la mayoría de los conglomerados urbanos alejados
del centro de la ciudad: transporte, inseguridad, salud, educación. Carecen de
servicios elementales, exigen soluciones y están dispuestos a contribuir, a
trabajar para alcanzar una mejorar calidad de vida.
Belén 28
años, preceptora en una escuela de la zona,
afirma que la educación sin dádivas es un camino para ir contra la
inseguridad. Es –asegura- una herramienta imprescindible para sacar a los pibes
del riesgo permanente de la calle.
Ana, tiene
un local de comidas, y no le va mal. Pero no duda al advertir que la
inseguridad y la falta de trabajo son los mayores inconvenientes con los que
tropiezan.
Marcelino
tiene 63 años y es un antiguo habitante de Ituzaingó, luchador incansable que
pese a las adversidades sigue preocupado por las carencias de su barrio.